Arando las yermas tierras de Awchara.
Segunda temporada de siembra y el país más grande del Cuerno de África no tiene agua ni semillas
Por Marta Gastón
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Tras un año castigando violentamente Etiopía, el fenómeno meteorológico de ‘El Niño’ comienza a debilitarse. Las amenazas provienen ahora de ‘La Niña’ y la falta de semillas, dos factores que podrían empeorar notablemente la crisis alimentaria que atraviesa el país.
Tobiasek Habte afronta el futuro con incertidumbre. En los últimos meses, esta madre etíope de seis hijos, residente en la comarca de Workie, se ha visto obligada a pedir dinero a un prestamista local a un interés desorbitado y a desprenderse de algunas de sus más preciadas posesiones: sus animales. Ha vendido varias cabras y sus dos únicos bueyes se encuentran ahora con unos familiares. “Se los he enviado para que no se mueran aquí”, cuenta.
La situación de Habte no es un caso aislado; la comparten más 10 millones de etíopes quienes, al igual que ella, sufren desde hace más de un año las consecuencias de la peor sequía en medio siglo: pérdida de la mayor parte de las cosechas (hasta en un 90% en algunas zonas), encarecimiento de los productos básicos como las lentejas (su precio se ha incrementado un 73% en tan solo un año), y muerte masiva del ganado, el principal medio de subsistencia de las familias.
El fenómeno meteorológico conocido como ‘El Niño’, que a nivel global ya ha afectado a 60 millones de personas, es el responsable de esta situación y de que casi un tercio de los distritos del país estén gravemente afectados por la inseguridad alimentaria. Según la FAO, las admisiones de niños y niñas desnutridos menores de cinco años en programas de alimentación terapéutica han aumentado un 47% de febrero de 2015 al mismo mes de este año.
Milkita, de un año de edad, forma parte de estas estadísticas. Esta pequeña, que apenas supera los 8 kg, acude cada semana, junto a su madre y su hermana mayor Melat, a la unidad de nutrición de uno de los tres centros de salud de Wukro, donde les proporcionan suplementos nutricionales. Tanto Milkita como Melat, que no llega a los 13 kg, padecen anemia y se encuentran muy por debajo del peso que les correspondería para su edad.
Si nadie lo remedia, el estado de estas dos pequeñas y el de miles de niños y niñas más no parece que vaya a mejorar a medio plazo (más bien al contrario); y es que, pese a que la Organización Meteorológica Mundial ha confirmado que ‘El Niño’ se está debilitando, sus consecuencias se harán notar en el país al menos hasta la primavera de 2017. En las últimas semanas, sin ir más lejos, la situación se ha visto agravada debido a las lluvias de primavera, que han provocado inundaciones masivas, el desplazamiento de más de 200.000 personas y la obstaculización de los envíos de suministros de alimentos y nutrición. El aumento del número de refugiados, fundamentalmente sursudaneses que huyen de la guerra, también ha incrementado las graves dificultades que atraviesa el país. La situación es paradójica, pues aunque Etiopía continúa siendo una de las naciones más pobres del mundo (ocupa el puesto 174 de 187 en el Índice de Desarrollo Humano – IDH), la otrora Abisinia acoge ya a casi un millón de refugiados, lo que la convierte en el estado africano con el mayor número de solicitantes de asilo del continente.
El riesgo de ‘La Niña’
Los problemas para Etiopía no terminan ahí, puesto que a los estragos que está causando ‘El Niño’ y a la problemática de los refugiados pronto podría sumársele la llegada de ‘La Niña’, el fenómeno meteorológico contrario que, según recogen todas las previsiones, tiene un 75% de probabilidades de producirse antes de que termine el verano. Generalmente los impactos de ‘La Niña’ se traducen en patrones de precipitación opuestos, lo que significa que Etiopía podría verse afectada por lluvias que podrían desencadenar inundaciones. Sin embargo, el fenómeno anterior de ‘La Niña’ (2010-11) asoló al Cuerno de África mediante una sequía.
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