Gulab Jam a los cinco años.
FOTO © Ángel López Soto, miembro de GEA PHOTOWORDS
Ángel López Soto nos presenta a Gulab Jam una adolescente con discapacidad que reencuentra después de doce años en Anantapur, India. Esta publicación es original de la sección semanal DETRÁS DE UNA FOTO de GEA PHOTOWORDS.
A lo largo de mi carrera profesional he encontrado a personas que han llamado mi atención de manera especial. Han quedado no solo en mis imágenes sino en mis recuerdos y pensamientos. ¿Qué habrá sido de aquellos niños que perdieron a sus padres en el terremoto de Gujarat? ¿Y ese joven militar enajenado del tsunami de Sri Lanka? ¿Dónde estarán ahora esos desplazados en los campos de refugiados que visité? ¿Y las mujeres quemadas por sus maridos en el hospital de Kabir Choura en Benarés?
A algunos de ellos los he vuelto a encontrar después de años. Unos han tenido mejor suerte que otros. Volver a saber de ellos responde a esas preguntas latentes que siempre me acompañan ya que muchas de las personas que han estado delante de mi cámara de alguna manera han pasado a formar parte de mi vida.
Gulab Jam tiene ahora 17 años. La conocí con cinco. Es la mayor de tres hermanos. Nació cuando sus padres creían que no podrían tener hijos. Vino al mundo con discapacidad visual y un tumor que desfigura su rostro y afecta a su boca, habla despacio y con dificultad. Tras estudiar en varias escuelas de educación especial de la Fundación Vicente Ferrer (Anantapur, India) ha tenido que enfrentarse a la discriminación cuando intentaba matricularse en un instituto de Hyderabad. “Rechazaron la solicitud de Gulab, según nos dijeron, porque no quedaban plazas. Sin embargo, posteriormente inscribimos a tres niños invidentes en ese mismo centro. Es un claro ejemplo de discriminación por su aspecto físico”, ha apuntado Venkata Narayanu, experto en temas legales y miembro del equipo del sector de personas con discapacidad de la Fundación Vicente Ferrer.
La familia de Gulab buscó un nuevo centro. “Cuando entramos en el instituto de Mahaboobnagar los profesores empezaron a hablar del aspecto de mi hija. Pensé que estábamos perdiendo el tiempo y exponiendo a nuestra hija a una humillación innecesaria“, ha explicado Hasmath Bee, madre de la niña. Con la ayuda de Venkata Narayanu contactaron con varias asociaciones y el caso pasó a manos de una abogada. Gulab denunció ante una veintena de medios de comunicación en Hyderabad, capital de Andhra Pradesh, la discriminación de la que estaba siendo víctima. “Sé que mi caso no es el único. Estoy convencida de que escuchar mi testimonio puede ayudar a muchos chicos y chicas en mi situación”, ha comentado Gulab.
Desde las asociaciones para personas con discapacidad se elevó una petición al Gobierno para que se garantizara la educación de la joven. Tras la denuncia, los dos institutos acabaron aceptando a la joven, una plaza que Gulab no aceptó por miedo al rechazo tras el proceso. Gulab comenzó sus estudios de bachillerato en Muddigubba, cerca de su pueblo natal, donde vive con su tío.