Calle en la zona comercial de MyeongDong. Seúl.
© Ángel López Soto, miembro de GEA PHOTOWORDS
En 2013 Corea del Sur ostentó dos récords: el de tener la mejor educación del mundo y el de realizar el mayor número de operaciones estéticas por habitante. La tecnología de este pequeño país asiático llega a cada rincón del planeta. El K-Pop es un referente musical mundial. La belleza coreana se globaliza, y las tiendas de Seúl marcan el nuevo estándar de lujo. Bienvenidos a la nueva cultura asiática que triunfa en el mundo.
Por Bruno Galindo
Parecía eclipsada por la fascinación pop japonesa. Minimizada por el potencial económico y demográfico del nuevo imperio chino. Incluso parecía una ubicación peligrosa, dada la conducta impredecible de sus misteriosos vecinos norcoreanos. Pero el caso es que ha llegado la hora de Corea del Sur.
Y es justo que así sea: hablamos de un país jovencísimo -fundado en 1948-, que en pocas décadas ha pasado del subdesarrollo a convertirse en la duodécima potencia económica mundial. Que consume y vende tecnología punta a los últimos confines del mundo. Que ha construido una red universitaria reconocida por los principales rankings del planeta. Que está imponiendo sus propios estándares de belleza y exportándolo a mercados insospechados bajo la denominación k-beauty…
Llevemos todo esto a ejemplos prácticos: ¿tienes un móvil o una tablet Samsung?, ¿ves tu serie favorita en un televisor de plasma LG?, ¿te has sentado al volante de un Hyundai?, ¿o de un KIA? Esta pregunta es más fácil: ¿has intentado, tras la clásica cena con tus amigas, lanzarte con alguno de los pasos del celebérrimo Gangnam Style? Si has contestado ‘sí’ por lo menos una vez, ya lo ves: Corea está más presente en tu vida de lo que tú pensabas.
¿Cómo han hecho estos asiáticos para entrar en nuestras vidas? Hagamos un poco de historia para entenderlo. Recordemos que la península coreana se dividió tras la Segunda Guerra Mundial, dando lugar a las dos naciones antagónicas, una comunista de administración soviética, la otra de economía liberal y tutelada por Estados Unidos. Tanto una como otra debían afrontar una situación ruinosa, todo estaba por hacer. Digamos en solo una frase algo que ha supuesto un esfuerzo de casi medio siglo: bienvenidos a una nación de cultura ancestral y población joven; un país que se creado a sí mismo.
De ahí que los coreanos consideren un orgullo pertenecer a alguna de las empresas mencionadas anteriormente. Un tercio de la población -y hablamos de un país de 50 millones de habitantes- trabaja en alguna de estas macroempresas (conocidas en coreano como chaebols). Entre los jóvenes la aspiración de formar parte de ese tejido toma el cariz de verdadero reto, y para acometerlo se preparan obsesivamente en cualquiera de las 211 universidades del país. Por lo menos diez de estas aparecen sistemáticamente en los rankings de The Economist o The Times. El último informe PISA ha revelado que Finlandia ya no es líder mundial en comprensión lectora y conocimientos matemáticos: ahora ese honor es para Corea. La formación está fuertemente asociada con el crecimiento económico de la nación, y aquí la economía lo es todo o casi todo: basta con saber que el 98 % de los estudiantes acaba la secundaria, y que casi un 60 % se gradúa. Pocas figuras son tan respetadas como la del profesor, que según la filosofía confuciana, que históricamente influye sobre la población, es alguien sabio a quien se debe prestar atención. La educación coreana, en definitiva, está considerada de las mejores del mundo en materias muy diversas (ingenierías, medicina, bellas artes, arquitectura), lo que explica la gran cualificación de la población.
Jinju Namgang Yudeung (Festival de las Linternas). Sur de Corea.
© Ángel López Soto, miembro de GEA PHOTOWORDS
Ocio y cultura, con “k” Pero no todo puede ser trabajo y estudio en una sociedad tan marcada por la competitividad: los coreanos son expertos en cultura y diversión.
Hay que destacar la doble industria que surte de historias al cine y la televisión. El séptimo arte se ha visto beneficiado por una legislación interesante: todas las salas de cine del país afrontan la obligación de proyectar películas nacionales en al menos la mitad de las sesiones.
Esto ha creado una industria fortísima que ha lanzado las carreras de directores como Kim Ki-duk, Kim Jee-woon o Bong Joon-ho, y que ha brindado películas de éxito como Oldboy, Sympathy for Mr. Vengeance o Primavera, verano, otoño invierno… y primavera. Merced a estas películas y a sus directores y actores, el cine nacional tiene su parte de responsabilidad en la proyección de la imagen del país en el extranjero.
Y algo parecido ocurre con la industria televisiva. Ahí destacan las series, agrupadas en lo que genéricamente se conoce como k-drama. Estas series tienen un público masivo, y son las que marcan la pauta en buena parte del ámbito asiático, e incluso en Europa o América.
No está completa la revisión del entretenimiento coreano sin hablar de la música pop, que ha desplazado a la japonesa en impacto internacional y que, como en el resto de campos, se da a conocer con la misma letra-prefijo: k-pop. Se trata de un estilo creado a base de sonido MTV y caras adolescentes nacionales, cuya fascinación trasciende desde hace tiempo las fronteras nacionales y regionales. ¿Los nombres? 2ne1, Wondergirls, Superjunior… Son muchísimos, pero si hay que pensar en una figura del escaparate algo más sólida y duradera, qué duda cabe, esta será la del estrambótico rapero conocido como Psy. Bienvenidos a Gangnam.
Gangnam Style, vídeo y canción, ha sido el mejor embajador jamás soñado por Corea del Sur.
La famosa creación de Psy no es otra cosa que una comedia rapeada sobre el ligoteo y el hedonismo en una ciudad donde gustan el dinero, los coches, la moda, la buena mesa y la perspectiva de pasarlo bien (mejor aún si es en el lujoso barrio que da nombre a la pieza, donde triunfan las tiendas de Louis Vouitton, Chanel, Dior…). El barrio sirve de capital del culto al cuerpo: sólo en este distrito seulita hay más de 300 clínicas especializadas en cirugía. Está culturalmente bien visto que mujeres a partir de la adolescencia acudan a retocarse ojos, nariz y mentón; gusta un óvalo facial más redondo.
Estación de metro Hongik University. Seúl.
© Ángel López Soto, miembro de GEA PHOTOWORDS
Según informe del año pasado en The Economist, una de cada cinco mujeres en este país ha probado el bisturí. Tal fenómeno tiene mucho que ver con cierta visión apasionada por el lujo, que no dista del de los ricos árabes, los rusos más adinerados o los chinos privilegiados. Corea es un mercado emergente, y como tal ha visto crecer extraordinariamente sus ventas de artículos de alta gama incluso en los últimos años de dificultades financieras internacionales. Un dato: las autoridades aduaneras alcanzaron un récord cuando, el año pasado, se importaron carteras y cosméticos de lujo por valor de 6.500 millones de euros. Estas altas importaciones tienen su reflejo en la omnipresencia de centros comerciales de lujo y por doquier.
Aparte de esto, el fenómeno de la belleza tiene que ver con la mímesis pop a la que se aludía antes: lo normal en la cita con el cirujano es llevar una fotografía de la celebrity a la que se desea parecerse. Esto ha generado alguna que otra polémica, como en el último concurso Miss Corea, donde varias revistas acusaban la dificultad para diferenciar a unas modelos de otras, y hablaban de un exceso de photoshop. Pero, ¿cómo es la k-beauty? Apuesta por una inocencia aniñada, por la blancura mezclada con un amor por Occidente -hay quien ve ahí un sentimiento de inferioridad- y, desde luego, la exaltación del bisturí. Un dato anecdótico: hay un refrán relativo a la belleza compartido por norcoreanos y surcoreanos. “Mujer norte, hombre sur”: las mujeres en el norte -sin maquillaje ni cirugía- poseen una belleza más natural que la de sus vecinas, y los hombres del sur -lejanos a la disciplina y privaciones que reinan desde el paralelo 38 hacia arriba- son más guapos.
Volviendo al estilo Gangnam: ningún Ministerio de Turismo podría haber creado una campaña mejor que la de esta pieza -que pulverizó el récord histórico de YouTube: 1.801.050.371 reproducciones, según consulta del pasado mes de noviembre-, fiel representante de la modernidad, la sofisticación y el carácter lúdico de una ciudad como Seúl. No es mala idea dejarse llevar por las luces y los aires de una de las ciudades que marca la pauta en el mundo, si es posible la visita.
Si no es así no te preocupes: seguirás oyendo hablar de este interesantísimo país que cada vez está más presente en nuestras vidas.