La valla que separa Melilla de Marruecos.
FOTO © Ángel López Soto, miembro de GEA PHOTOWORDS .
Melilla, uno de los puntos clave de la Frontera Sur de Europa, hierve de nuevo. Los últimos asaltos a la valla fronteriza en esta ciudad y los incidentes acaecidos en las islas Chafarinas, vuelven a poner de actualidad la represión hacia los inmigrantes africanos y asiáticos que se ejerce en este lado del continente. Vehículos blindados por las calles, apagón informativo, redadas masivas, detenciones arbitrarias y expulsiones sumarias. En este informe inédito de la asociación para los derechos de la infancia, PRODEIN, de Melilla, encontramos más datos sobre lo que está pasando y nadie quiere contar.
Por José Palazón para GEA PHOTOWORDS
Melilla hierve de nuevo con los últimos asaltos a su frontera y la represión de los gobiernos de España y Marruecos hacia los inmigrantes. PRODEIN estima que la ratio de entrada pasa de 1,5 personas/día, a entre 15-20 personas diarias. La procedencia por países cambia, ya no son orientales, prácticamente la totalidad son de origen subsahariano. Decenas de inmigrantes que llevaban encerrados hasta 5 años son trasladados a CIES de la península y deportados a sus países o liberados. A pesar de ello el número de inmigrantes del CETI llegó a superar los 800 cuando su capacidad es de unos 450. En el afán de liberar plazas del CETI de Melilla para mantener su capacidad, el Gobierno comenzó en 2012 a forzar expulsiones a los países de origen, sin garantizar tan siquiera la nacionalidad de los deportados, ni la seguridad de los mismos. El caso más sangrante es el de la expulsión colectiva de ciudadanos de la R.D. Del Congo sin mediar acuerdos de repatriación, ni haber verificado con certeza su nacionalidad. Durante el segundo semestre del 2011 comenzaron a producirse, incluso dentro de las aguas del puerto de Melilla, devoluciones de inmigrantes que intentaban acceder a nado a la ciudad. Dichos inmigrantes eran detectados por las patrullas fronterizas y arrastrados por mar hasta el cercano puerto marroquí deBeni Enzar. Los inmigrantes no eran subidos al barco, eran arrastrados por el mar con cuerdas, o agarrados a la borda del barco, haciendo peligrar su vida. Una vez en el puerto marroquí son abandonados en el agua a unos 15 o 20 metros de la costa, distancia que los inmigrantes deben hacer a nado y totalmente exhaustos. Estas prácticas se realizan casi a diario. A partir del 2012 los inmigrantes que acceden en pequeñas embarcaciones a la zona norte de la ciudad y otras zonas “aisladas” son sistemáticamente devueltos a Marruecos, incluso si han accedido a territorio español. Se han dado casos en los cuales los inmigrantes tras pisar suelo español y pinchar la zodiac han sido trasladados a la valla y expulsados por las puertas de servicio de la frontera. En otras ocasiones la guardia fronteriza española negocia con la guardia marroquí y es una embarcación marroquí quien los recoge en la costa española y traslada a Marruecos. Las negociaciones con los marroquíes se hace “puesto a puesto” en la frontera, hasta que algún jefe de alguno de los puestos se presta a recoger a los inmigrantes… Con toda seguridad mediante soborno.
REPRESIÓN EN CHAFARINAS .
Especialmente dramática es la situación de los inmigrantes que a partir del 2012 comenzaron a llegar a las Islas Chafarinas. Dichas Islas pertenecen a España y en ellas hay únicamente un pequeño destacamento militar y un grupo de biólogos. Los accesos a la Isla se producen en medio de una gran violencia. Es de destacar que incluso se ha expulsado al equipo de biólogos con el fin de que no existan testigos de lo que ocurre en el lugar. Como ejemplo de lo dicho en el párrafo anterior podemos señalar lo ocurrido en 29-05-2012 de madrugada: Un grupo de inmigrantes se aproximaba a la isla. El barco militar español se acercó para impedirles el paso. Los inmigrantes lograron abordar el barco militar y sentarse en la cubierta de forma absolutamente pacífica. Los militares recibieron la orden de echarlos del barco y ante la negativa de los inmigrantes comenzaron a golpearles con palos y hierros. Los inmigrantes no se movían. Un militar les hizo creer que arrojaba al mar uno de sus bebés (suponemos que lo que arrojó era un fardo cualquiera) y los inmigrantes se tiraron inmediatamente al agua para salvarlo. Estos episodios de amenazar con arrojar bebés al agua por parte de los militares que custodian la isla, así como de los inmigrantes arrojar bebés a la costa desde el barco, son habituales en el lugar y dan una idea de hasta que punto se está empleando la violencia y que cualquier cosa vale. Es de señalar también que algunos de los inmigrantes que acceden por mar solicitan asilo sin que se acceda a su demanda y son igualmente deportados de forma sumaria. Gran parte de los inmigrantes que han accedido a Melilla por mar declaran haber tocado suelo español varias veces, solicitado asilo algunos, y ser deportados inmediatamente. Otra forma de entrada, que se ha vuelto a generalizar durante el año 2012 es el salto a través de la valla que rodea la ciudad. Al igual que en el 2005 los saltos son consecuencia de la presión del ejercito marroquí sobre los asentamientos que los inmigrantes tienen en las proximidades de Melilla. Dicha presión obedece a intereses políticos y económicos y es además, una forma de tener una “presencia ante la UE” que de otra forma no podrían tener ni España ni Marruecos.
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Carretera contigua a la valla entre Melilla y Marruecos.
FOTO © Ángel López Soto, miembro de GEA PHOTOWORDS .
El salto a la valla es el recurso menos querido por los inmigrantes que esperan en el lado marroquí para acceder a Melilla. El salto colectivo es el método que emplean solo en situaciones límite, situaciones desesperadas. De esta manera tras meses de persecución y arrinconados por el ejército marroquí en las proximidades de la valla son “materialmente empujados” al salto. Cuando esta situación se produce en el otro lado de la valla las fuerzas de seguridad españolas les están esperando y la única opción para culminar su proceso migratorio es realizar el salto en grupos lo más numerosos posibles para tener mayores posibilidades de éxito. Los saltos en grupo se vienen repitiendo con frecuencia desde el mes de mayo. La violencia institucional española y marroquí alcanza niveles intolerables: Los marroquíes emplean sistemáticamente armas de fuego contra inmigrantes desarmados y que están subidos a la valla, piedras, palos con púas…. Los españoles armas antidisturbios como lanzadoras de pelotas de goma que se utilizan a muy corta distancia (a veces menos de un metro) y que provocan graves heridas a los inmigrantes (durante el 2005 varios murieron por el impacto de estas armas). Los inmigrantes que son detenidos entre las vallas, o que han sobrepasado éstas, son detenidos y deportados ilegalmente, de forma sumaria, a través de las puertas de servicio de la frontera. Es raro que alguno de los inmigrantes residentes en el CETI no confirme haber entrado a Melilla y haber sido expulsado varias veces.
AMBIENTE BÉLICO .
La existencia de la propia valla y la estructura de la misma, más parece una trampa para cazar personas que otra cosa. Si ese complejo se montara en cualquier sitio de la UE para cazar animales se declararía ilegal inmediatamente, sería desmontado y los constructores acusados penalmente. Durante las entradas se emplean todo tipo de armas y elementos de guerra, intervienen helicópteros, se utilizan gases y pelotas de goma…. El sonido se hace insoportable, los gritos de dolor de los inmigrantes mezclados con las detonaciones de armas de fuego, antidisturbios, motores y sirenas recrean un ambiente bélico incomprensible y aterrador. Como consecuencia de la muerte de un militar marroquí el 11-07 durante uno de los intentos de salto a la valla la violencia ha crecido de forma exponencial tanto en la valla como en el interior de Maruecos. Vecinos de distintas localidades marroquíes cercanas a Melilla informan de redadas nocturnas que se desarrollan con gran violencia y hablan de detenciones masivas durante las últimas semanas. En el lado español se está entrenando a unidades militares para intervenir en la frontera. De hecho ya lo hacen en las Islas Chafarinas. En Melilla se efectúan diariamente movimientos de tropas a lo largo de la valla. Esos movimientos incluyen vehículos como tanques y vehículos pesados. En el mar zodiacs que simulan llegar con inmigrantes a los que han de capturar las unidades terrestres. Las violaciones de Derechos Humanos en la frontera de Melilla y sus inmediaciones son diarias y se efectúan con absoluta impunidad. Los gobiernos español y marroquí vienen realizando desde hace meses una campaña de criminalización de los inmigrantes intolerable, dando una falsa imagen de que son violentos, que portan armas, que son guerrilleros de Gadafi… Todo ello para justificar la violencia que se ejerce sobre ellos. Por otro lado hay un férreo control informativo a ambos lados de la frontera. Se han cerrado todos los accesos a cualquier periodista u observador. Durante las redadas y saltos se cierran todos los accesos a la zona, se detiene y confiscan cámaras etc… a cualquiera que se acerque y los medios de comunicación locales están advertidos de que pueden perder las subvenciones que reciben. La única información disponible es la oficial. A las organizaciones y personas defensoras de Derechos Humanos, o las que prestan asistencia humanitaria a los inmigrantes se nos ha restringido los accesos a Marruecos y lugares sensibles en Melilla. Se utiliza a los chivatos que las fuerzas de seguridad captan entre los inmigrantes para advertir a los demás que hablar con determinadas personas y organizaciones puede traer como consecuencia inmediata la deportación. Pensamos que es absolutamente necesario que se tomen por parte de organismos internacionales cartas en el asunto para frenar las actuaciones del Gobierno Español y Marroquí en la frontera de Melilla y evitar una masacre como la que ocurrió durante el verano del 2005 y parte del 2006. .
José Palazón Osma es el presidente de PRODEIN, (ASOCIACION PRO DERECHOS DE LA INFANCIA), una asociación que trabaja valientemente desde hace años en la denuncia de las violaciones de los derechos humanos de los inmigrantes y los niños en especial, a ambos lados de la frontera sur de Europa: Melilla.
Este artículo fue publicado en GEA PHOTOWORDS el 30 de agosto de 2012.