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FOTO © Ángel López Soto, miembro de GEA PHOTOWORDS
El 13 de febrero es un día muy importante para todos los tibetanos, se cumplen 100 años de la proclamación de independencia del Tíbet por el XIII Dalai Lama, Thubten Gyatso, coincidiendo con el Lhakar -miércoles blanco- y el tercer día del Losar -año Nuevo Tibetano 2140-. La Fundació Casa del Tibet de Barcelona invita a todos los tibetanos y simpatizantes del Tíbet a participar en la marcha pacífica que saldrá a las 19h de la sede de la fundación y terminará con una concentración pacífica en la Plaça Sant Jaume a las 21h. GEA PHOTOWORDS trae a este espacio el documento por el cual el XIII Dalai Lama proclama en 1913 la independencia tibetana y el multimedia sobre el exilio que uno de sus miembros, Ángel López Soto, publica en El Mundo.
DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA DEL TÍBET POR EL XIII DALAI LAMA
EL OCTAVO DIA DEL PRIMER MES DEL AÑO DEL BUEY DE AGUA (1913)
Yo, el Dalai Lama, el más omnisciente poseedor de la fe Budista, cuyo título fue concedido por mandato de Buda desde el glorioso país de la India, me dirijo a vosotros para comunicaros lo siguiente:
Hablo a todas las clases de tibetanos. Buda, desde su glorioso país de la India, profetizó que las rencarnaciones de Avalokitesvara, cuidarían del bienestar del Tíbet a través de los sucesivos gobernantes, desde los primeros reyes religiosos hasta el día de hoy.
En la época de Genghis Khan y Altan Khan de los Mongoles, la Dinastía Ming de los Chinos y la Dinastia Ch’ing de los Manchúes, el Tibet y China cooperaron en base a unas relaciones de benefactor y clérigo. Hace unos años, las autoridades chinas de Szechuan y Yunnan intentaron colonizar nuestro territorio. Desplazaron un gran número de tropas al Tíbet central con el pretexto de mantener el orden en el comercio. Por lo tanto salí de Lhasa, junto con mis ministros, hacia la frontera Indo-Tibetana con la esperanza de aclarar al Emperador Manchú por cable, que las relaciones existentes entre Tíbet y China siempre fueron las de benefactor y clérigo y que nunca estuvieron basadas en la subordinación del uno hacia el otro. No tuve otra alternativa que cruzar la frontera ya que las tropas chinas nos estaban persiguiendo con la intención de capturarme vivo o muerto.
A mi llegada a la India envié varios telegramas al Emperador; pero su respuesta a mis demandas se retrasó por culpa de oficiales corruptos en Pekín. Entretanto el imperio Manchú se derrumbó. Los tibetanos se animaron a expulsar a los chinos del Tíbet central. Yo también regresé sano y salvo a mi legítimo y sagrado país. En estos momentos estoy en proceso de expulsar a lo que queda de las tropas chinas en Do Kham en el Tíbet oriental. Ahora las intenciones de los chinos de colonizar el Tíbet bajo relaciones benefactor-clérigo se han desvanecido, como un arco iris en el cielo. Puesto que hemos conseguido de nuevo un período de paz y felicidad, os he asignado a todos vosotros las siguientes obligaciones que deben ser ejecutadas sin ningún tipo de negligencia:
1. Mantener la paz y felicidad en este mundo solo es posible si se preserva la fe en el Budismo. Por lo tanto es esencial conservar todas las instituciones Budistas en el Tíbet, tales como el Jokhang y el templo Ramoche en Lhasa, Samye y Traduk en el sur del Tíbet, los tres grandes monasterios, etc.
2. Las diferentes tradiciones Budistas del Tíbet deben mantenerse en su forma pura y diferenciada. Se debe enseñar, aprender y meditar sobre el Budismo correctamente. Exceptuando algunas personas especiales, se prohíbe a los administradores de los monasterios que comercien, presten dinero, traten con cualquier clase de ganado y/o sometan a otras personas.
Convocatoria de La Casa del Tíbet a la manifestación pacífica en Barcelona.
3. Los funcionarios civiles y militares del gobierno, cuando recauden impuestos o traten con los ciudadanos, deben llevar a cabo sus cometidos con juicio justo y honesto, para beneficio del gobierno pero sin dañar los intereses de los ciudadanos. Algunos de los funcionarios del gobierno central destacados en Ngari Korsum en el Tibet occidental y en Do Kham en el Tíbet oriental, están coaccionando a los ciudadanos para que compren artículos comerciales a precios muy elevados y han impuesto unos derechos de transporte que exceden el límite permitido por el gobierno. Bajo pretexto de haber incurrido en infracciones menores, se han confiscado casas, propiedades y tierras pertenecientes a los ciudadanos. Además se ha estado llevando a cabo la amputación de miembros como forma de castigo. De ahora en adelante quedan prohibidos estos severos castigos.
4. El Tíbet es un país con ricos recursos naturales; pero por otra parte no está tan avanzado científicamente como otros países. Somos una nación pequeña, religiosa e independiente. Para mantenernos al nivel del resto del mundo debemos defender nuestro país. En vista de las invasiones sufridas por extranjeros, nuestro pueblo deberá pasar por algunas dificultades que no deben tener en consideración. Para salvaguardar y mantener la independencia de nuestro país, todos y cada uno de nosotros debemos voluntariamente trabajar duro. Los ciudadanos residentes en zonas fronterizas deben estar alerta y mantener informado al gobierno de cualquier mensajero especial o cualquier acontecimiento sospechoso. Los ciudadanos no deben crear grandes conflictos entre las dos naciones a causa de incidentes menores.
5. A pesar de su poca población, el Tíbet es un país muy extenso. Algunos funcionarios locales y terratenientes están impidiendo que otros desarrollen terrenos baldíos, aunque ellos mismos no estén haciendo nada con esos terrenos. Las personas que tienen estas intenciones son enemigos del Estado y enemigos de nuestro progreso. De ahora en adelante, no se permite que nadie impida cultivar cualquier tierra desocupada que esté disponible. No se recaudarán impuestos sobre estas tierras hasta pasados tres años; después de este período, el que cultive las tierras deberá pagar anualmente impuestos al gobierno y una renta proporcional al propietario de las tierras. La tierra pertenecerá a quien la cultive.
Vuestras obligaciones hacia el gobierno y hacia el pueblo se habrán cumplido cuando se haya ejecutado todo lo que he mencionado aquí. Esta carta debe ser repartida y proclamada en cada uno de los distritos del Tíbet y se deberá guardar una copia en los archivos de las oficinas de cada distrito.
Palacio del Potala
(Sede del Dalai Lama)